En la mayoría de las juntas de vecinos, cohabitan todo tipo de propietarios, he de decir por adelantado que, la inmensa mayoría de ellos suelen ser, respetuosos, conocedores, dispuestos y con un alto grado de paciencia y sentido común, pero siempre hay alguien que no es así, que no busca el beneficio común de la Comunidad, busca o el suyo propio, o su pretensión es dividir, buscar la confrontación y el conflicto entre los vecinos; ahondar en el porqué de éste comportamiento personal es complicado y combatirlo mucho mas, pero seguro que en alguna reunión habréis coincidido con alguno de los siguientes personajes, a modo de ejemplo y por definición, son los siguientes:
El moroso. Además de no abonar las cuotas de la Comunidad, normalmente no suele acudir a las juntas, en aquellos casos que si acuden, intentan justificar su deuda debido a su mala situación económica, éste sería el mejor de los casos, pues en otros, se muestran prepotentes, responsabilizan al Administrador de la comunicación y la gestión del cobro, e incluso exigen a la Comunidad mejoras en los servicios para pagar.
El negativo. Indiferentemente de cual sea los asuntos a debatir, su postura siempre va ser negativa, contraria a la mayoría, esta clase de personajes son altamente desconfiados por naturaleza y tienden a creer que siempre se les pretende engañar, votan en contra.
El Presidente sin carácter. En muchas ocasiones quien ocupa el cargo de Presidente de la Comunidad, es una persona con falta de autoridad y en algunos casos de personalidad, por lo que a cada uno de los vecinos y por separado, les da la razón en los asuntos comunitarios; ésta situación termina generando conflictos internos, y provoca una importante confusión el día de la junta, pues todos creen tener razón, ante el lio montado en la reunión él calla y permanece a la expectativa.
El violento. Este personaje es conocido en la Comunidad por su mal carácter y sus malos modales, siempre tiene problemas personales y acude a las juntas con mucha prepotencia y en ocasiones llega incluso a intimidar y a amenazar a los Propietarios y al Administrador, éstas personas convierten las juntas en acontecimientos desagradables.
El egocéntrico. Es el individuo que ya ha sido Presidente de la Comunidad en el pasado, le gusta el cargo y le gustaría seguir siéndolo, pero no lo consigue, es por ello que intenta desacreditar al Administrador o a la actual Junta de Gobierno, denunciando extraños manejos en las cuentas, o gastos innecesarios, y supuestos defectos en la gestión, etc., según él, todos lo hacen mal, en su mandato éstos hechos no sucedían.
El histérico. Es conocido por su voz chillona y un tanto desagradable cuando eleva el tono de voz, suele hacerse notar y está presente en todas las discusiones exigiendo respeto e igualdad, pero es el primero que no cumple las mínimas normas de convivencia.
El silencioso. No alteran, son vecinos que solo acuden a escuchar, votan lo que vota la mayoría y luego se marchan, normalmente se marchan siempre antes de finalizar la reunión y si es así delegan su voto en alguien presente si es necesario.
El ilustrado. Normalmente no falta a ninguna de las reuniones, e intenta destacar por encima de los demás con su pausa y exagerada educación al hablar, intenta demostrar sus alardes de inteligencia y conocimientos, suele llevar la reunión estudiada, y no faltan los recordatorios a la Ley de Propiedad Horizontal o la Normativa actual vigente, observa una y otra vez la documentación contable presentada, y la cuestiona, normalmente es el que más interviene de todos los propietarios presentes, cuando considera que ya ha influido en el resto de vecinos, cesa en su empeño.
El Presidente inexistente. Normalmente suele salir elegido por sorteo y/o orden en reunión, no asiste ni siquiera a la junta ordinaria que debe presidir por Ley, él no se niega al cargo, pero tampoco lo asume en la practica, no le interesa nada, un año en blanco.
Tal disparidad de personalidades y caracteres, conocidos por todos, ha generado recientemente hasta series de televisión, que si bien los personajes televisivos son un poco exagerados en comparación con los de la vida real, no difieren tampoco mucho de los aquí enunciados.